Sanando en Pareja

La gran mayoría de dificultades a las que se enfrenta una pareja están contenidas en lo que llamamos la «dinámica-espejo». A medida que corre el tiempo en una relación, y una vez que se ha superado la fase inicial de «enamoramiento» o «amor romántico», empezaremos a observar (no sin cierto asombro) como nuestra pareja presenta en su personalidad algunas características del progenitor con el que tuvimos una relación más complicada: padre o madre, y por supuesto, a nuestra «mitad» le sucederá otro tanto dentro de esta dinámica…

Por eso, es importante orientar el trabajo de Asesoramiento a Parejas hacia la investigación (o análisis) del tipo de relación («dinámica-espejo») que se ha dado entre los progenitores de ambos miembros de la pareja…

¿Por qué? ¿Qué obtendremos a cambio?

–En primer lugar, muchas pistas para entender nuestra propia dinámica dentro de la relación y comprender (asumir y aceptar) las dificultades por las que está atravesando.

–En segundo lugar, este análisis nos permitirá desdramatizar las vivencias, ya que cada uno entenderá mucho mejor los problemas que vive el otro y su forma de sentirlos y afrontarlos.

–Desaparece la idea de «bueno-malo» y aprendemos a responsabilizarnos de nuestras propias heridas. Somos responsables de nuestra integridad (física, anímica y espiritual) y de cómo queremos pensar, sentir y actuar en consecuencia.

–Ser responsables de nuestro dolor significa entender que ya no necesitamos seguir echando la culpa al otro por «todo» lo que nos sucede. Supone reconocer que el hecho de cargar nuestra negatividad sobre otros hombros, es decir, pretender que toda su atención se centre solo en nuestros problemas, es una forma de sustraer su energía o de vampirismo psíquico o emocional (remitimos al lector al artículo sobre la «Toxemia Anímica»).

Carece de sentido envidiar una cualidad que uno observa en el prójimo, como tampoco lo tiene enfadarse por algo que percibimos en el otro y que, sin saber muy bien las razones, nos saca de nuestras casillas. Con frecuencia el espejo, lo que refleja nuestra pareja en este caso, tiene unas características que no siempre queremos reconocer en nosotros.

Con respecto a lo primero, debemos conocer que todas las aptitudes (virtudes) que vemos en el otro y de las que creemos carecer, viven en nosotros: solo hay que activar o estimular ese talento, cambiar la energía de la envidia por otra impulsora. Y en relación a aquello que nos enfada («defectos»), también está en nosotros; por eso nos crispa, porque moviliza nuestra parte más sombría, aquella que nuestro «espejo» no quiere o se ha empeñado en no mostrar, pero sí lo hace nuestra pareja. Por todo ello, en el curso de la «dinámica-espejo» es crucial reconocer ambas caras de la moneda. Trabajamos con las parejas para que asuman y comiencen a aceptar que cualquier cualidad (mejor/peor) que veo o me llama la atención del otro también es una característica mía, un talento o un «defecto», que no son otra cosa que una virtud encubierta (talento) o distorsionada por el «espejo» (defecto).

Sin embargo, resulta complicado eso de no poder cargar nada sobre las espaldas de los demás, ¿verdad?. Estamos más habituados a criticar, descalificar, culpabilizar y juzgar al otro que a asumir nuestro propio compromiso en el «juego». Pero cuando uno entiende que es esto precisamente lo que comienza a deteriorar la mayoría de las relaciones, tarde o temprano comenzaremos a trabajar en ello, aunque la mayoría de las veces necesitaremos ayuda profesional para acabar aceptándolo y asumiéndolo.

No obstante, para llegar a esta toma de consciencia dentro de una relación de pareja, primero hay que intentar salir del estado de «victimitis aguda» en la que nos hemos metido durante tanto tiempo como en un traje a medida. Estamos muy acostumbrados (mucho) al dolor, nos encontramos cómodos en nuestro pequeño sufrimiento cotidiano, sencillamente porque hemos aprendido a vivir con él igual que si fuera un miembro más de la familia. No es fácil asumir el derecho a ser feliz.

En el curso de nuestras vidas y de nuestro trabajo de Orientación y Asesoramiento Psicológico hemos aprendido que cada relación es única, no tiene nada que ver con las demás; quizás un factor en común sea la ilusión, esa cualidad con la que la mayoría de las parejas inician su proyecto en común. Después, existen tantas «dinámicas» como personas en el mundo, y cada una es una isla en sí misma con su pequeño ecosistema.


Autor de esta entrada: © Mar Cano. Psicóloga de  «Tu Espacio para Sanar-Psicología Alternativa», Logopeda y Escritora.

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Un comentario en «Sanando en Pareja»

  1. sanando pareja un temazo, la verdad que hay que ver los ingredientes con los que se cuentn, amor,enamoramiento o simple apego. de ahi poner a los participantes frente al espejo de ellos mismo porque lo mas facil es culpar al otro, y es ahi la base de todas las guerras.

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